Ver primera parte aquí
-Y embozo una sonrisa, que déjame decirte que ahora ya no me parece tan sexy como me parecía antes.
- Jijijijiji
-Fuimos platicando y conociéndonos, tu sabes, ver lo que el otro tiene en ese bulto que va encina del cuello… y no se si fue el día o que, pero ayer, luego de una semana de conocerlo, empecé a darme cuenta de lo imbecil y lo machista q era, para rematar!!! –Dice Kat con un gesto teatral -Según el uno de sus pasatiempos favoritos era sentarse en el frente de su casa a ver lo que sus vecinos hacen!!!!! Puedes creerlo???!!
-Seguro estaba bromeando, Kat.
-No, el lo dijo muy en serio.
-Así que su hobby era ser brechador? Esta si es buena!! –estallé a carcajadas. La situación ha pasado de misteriosa a cómicamente irreal
-Lo estas disfrutando, verdad?
-No, no, para nada (jejejeje) tú solo continua, por que no creo que todo ese drama haya sido por eso… verdad? –dije
-Para nada. Por quien me tomas?! Bueno, lo que no se es por que no note tantas cosas antes, como que se negaba a envejecer con dignidad y se ponía ropa de carajito; antes pensé que era por que iba a mi casa y quería estar cómodo, pero no que así se vestía siempre. Volviendo al cuento, que el sitio misterioso no es más que una dizque “pizzería”.
-Como que disque pizzería? Era o no era una pizzería?
-Vendían pizza, si a eso te refieres. El asunto es que tenias que ver el lugar, todo a media luz y las personas se sentaban en pareja en casetitas, casetitas, mujer. Quien sabe lo que harán ahí… de por Dios… lo grande del caso es que era nuestra primera cita. Y antes de que me preguntes “y eso fue todo?” Pues no, no lo fue. El muy descardo puso cara de coyote de corre camino que tiene una vida sin comer, y me dijo:
Aquí es.
Yo: y que lugar es este?
El: bueno, uno especial. Aquí podemos estar solitos –me dijo mientras bajaba del carro (Y cabe destacar que ni me abrió la puerta)
Yo: anja… uuuh… ya veo. (Nótese mi sarcasmo en esta parte)
El: Oye, tú trajiste dinero?
Yo: Como que si traje dinero?
El: Sí, para que me prestes
Yo: Estas bromeando, verdad?
El: No, es por si acaso.
Yo: Por si acaso qué?
El: Pues bueno, si hace falta. Tienes o no?
Di media vuelta y me subí en el carro de nuevo
El: Que fue?
Yo: Nada llévame a mi casa.
El: Pero si acabamos de llegar.
Yo: Y a mi que me importa! llévame a mi casa o cojo un taxi.
El: Pero…
Yo: Ahora
Así que subió al carro y lo echo a nadar.
El: pero mi amor, que fue?
Yo: Nada. Y no soy tu amor. Que es eso!
El: Pero ese lugar era jevi
Yo: Limítate a conducir
Cuando yo llegue a mi casa le di ese estrallón a esa puerta que de casualidad no le partí la nariz, al tacaño-brechador ese. Óyeme, cruz y raya –dice Kat
-Pero es verdad que las cosas que te pasan a ti no le pasan a nadie –dije riéndome.
-Que ni se diga… y deja de reírte!! –dijo Kat con una sonrisa.
Y así pasamos toda la tarde, tomando capuchino y acabando a los sapos.
Jajaja... Pobre Kat... y su amiga si piedad ni compasión. ;)
Me habeis mejorado el humor con esta historia.